MORISCOS DE BUENA PROSA
La discusión se ha instalado en torno al futuro de la novela en España. Eduardo Mendoza asegura que “se está acabando la época de la literatura de sofá”. Y José María Guelbenzu formula una advertencia: “En la novela existen señales claras de cambio, estamos esperando a los bárbaros”. El propio José María Guelbenzu afirma que “antes se escribía desde el conocimiento y ahora se escribe desde la información”. Y en medio de todo está la polémica sobre lo que se ha denominado `novela mestiza'.
José Manuel García Marín, autor de 'La escalera del agua', ha escrito una novela/novela, entendiendo por ello el cuidado por el estilo, una estructura tradicional del relato y una inmensa capacidad de narrar.
Porque José Manuel García Marín, efectivamente, narra, cuenta historias, una cualidad que se está perdiendo. Y en esa capacidad narrativa se advierte la amplia formación de escritor de García Marín forjada en base a muchas y buenas lecturas, entre otras cosas de novela histórica, género al que pertenece `La escalera del agua', y también de los clásicos. Porque Ángel, el protagonista de “La escalera del agua”, un muchacho de 14 años, podría haber sido un pícaro, de hecho en su peripecia en soledad por los campos de Extremadura tirando de un burro cargado de madera se las tiene que ingeniar como buenamente puede para comer algo, pero finalmente vence en su vida el afán enorme de aprendizaje, de saber, sobre otras fórmulas más sencillas y menos decorosas de matar el hambre. Ángel es el antipícaro, aunque esté recreado por el autor con un estilo, en ocasiones, picaresco.
La novela está viva. Los personajes pasan calor, como en el episodio de los moriscos, y el lector termina por sentir ese calor. Para ello, ya está dicho, el autor se vale de la buena escritura, de un relato realista con algún hermoso despunte mágico, y de unas excelentes descripciones. Como la que encontramos en la página 115, por ejemplo: “Los del pueblo lanzaban ojeadas curiosas a los extraños; pero un hombre, larguirucho, cenceño y nervioso, observaba a .Alonso con insistencia, desde su mirada maliciosa, bajo las crecidas cejas. La boca abierta, bobalicona, detenida en una mueca estúpida. Era Nemesio, más conocido como el Jineta por las características físicas que insinuaba el remoquete”.
José Manuel García Marín nace en Málaga en diciembre de 1954 y desde hace cinco años se dedica por entero a la literatura. Es un consumado especialista en la historia de ‘Al Andalus’, al que dedicó su primer libro, el ensayo titulado `Al-Hamrá. Pero despuntó como autor con la novela ‘Azafrán’ (Rocaeditorial 2005), con la que alcanzó cinco ediciones y obtuvo un éxito muy superior al que se esperaba. `La escalera del agua' es, pues, su tercer libro.
José Manuel García Marín escribe desde el conocimiento: Desde el estudio. Sin duda se trata, repetimos, de un gran lector, que traduce sus conocimientos a un espléndido castellano clásico: En los diálogos y en unas descripciones riquísimas. La lectura de `La escalera del agua' nos ha permitido descubrir a un autor. En el pleno sentido de la palabra. En el que Whitman, refiriéndose a uno de sus libros, dijo: “Esto no es un libro, quien vuelve sus páginas toca a un hombre”.
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